La película Macario dirigida por Roberto Gavaldón, no solo representa una joya en la historia del cine mexicano, sino que es un espejo que refleja las profundas raíces culturales y espirituales de México. Basada en la novela del escritor alemán B. Traven, esta historia se inspira en la antigua tradición mexicana de El Día de Muertos, explorando la lucha por la supervivencia, la dignidad humana y la relación entre los vivos y los muertos.
La trama sigue a Macario, un humilde campesino cuya vida de privaciones lo lleva a soñar con algo simple pero significativo: comer un pavo entero sin tener que compartirlo. Su deseo lo lleva a encontrarse con tres figuras místicas Dios, el Diablo y la Muerte. Al ofrecerle a esta última su ansiado pavo, Macario recibe un don especial que cambiará su destino. Esta narrativa mezcla fantasía y realismo, mientras se ahonda en las complejas relaciones entre los pobres y el poder, así como en la percepción de la muerte como algo que puede ser tanto temido como venerado.
En su época, Macario no solo rompió moldes en el cine mexicano, sino que también llevó la cultura nacional a un escenario global. Ignacio López Tarso obtuvo el premio a mejor actor en el Festival Internacional de Cine de San Francisco y en 1961, la película fue galardonada con la Copa de Plata en el festival de Santa Margherita Ligure, Italia. En ese mismo año, Macario pasó a la historia como la primera cinta mexicana en ser considerada en los premios de la Academia, pues fue nominada a mejor película en lengua extranjera, nominación que se repitió en los Premios Globo de Oro. El magnífico trabajo de Gabriel Figueroa, el director de fotografía, no pasó desapercibido, pues en Cannes obtuvo el premio a mejor fotografía. Afortunadamente, algunas de las imágenes capturadas por Figueroa que fueron utilizadas como stills para publicitar la película llegaron al archivo gráfico del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) a través de la distribuidora Películas Mexicanas, las que más tarde pasaron a formar parte del acervo del AGN.
También es relevante al ubicar escenas en lugares históricos y mágicos de México, conectándola con el pasado colonial y los paisajes naturales que tanto evocan tradiciones centenarias. Esto resalta la riqueza del entorno natural y arquitectónico de nuestro querido Pueblo Mágico Taxco de Alarcón, con callejones y escenarios únicos que inspiran leyendas y misterios, elementos que se reflejan en la esencia de la película.
Una de las razones por las que Macario ha dejado una marca tan duradera en la cultura mexicana es su exploración de El Día de Muertos. A través de Macario y su encuentro con la muerte, se explora cómo los mexicanos ven a esta figura no solo como el fin, sino también como una transición que merece ser celebrada y honrada. Los altares, los colores vivos y el sentido de comunidad que rodea esta festividad se manifiestan en la película de una manera respetuosa y auténtica.
Para el espectador, Macario es una obra que invita a reflexionar sobre lo que significa ser humano, el valor de nuestros sueños y la inevitabilidad de la muerte. Aunque han pasado más de 60 años desde su estreno, el mensaje de Macario sigue vigente. Su éxito no solo es un reflejo del buen cine, sino de la habilidad de contar historias que resuenan en lo más profundo de nuestra identidad cultural.
Macario es más que una película; es una ventana a la cosmovisión mexicana y una invitación a conocer y entender una parte esencial de nuestra cultura. Al igual que el encanto de Taxco y sus callejones, Macario nos recuerda la belleza de nuestras tradiciones, la riqueza de nuestras leyendas y el valor de nuestra herencia.
¿Habías visto la película? ¿Sabías que fue una película filmada en nuestro bello Pueblo de Taxco de Alarcón?
Te invitamos a ver esta increíble película de la Época de Oro del Cine Mexicano y haznos saber en los comentarios qué te pareció.